Con el tiempo todo adquiere otra perspectiva, dimensión e importancia, hay momentos
y personas a las que nunca olvidaremos, pero tal vez no recordamos del todo sus
rostros y de todos los rostros que tuvo, cuál nos quedaros más presentes, con
el de la última etapa, con el de su juventud, con el que nos recuerdan las
fotos o con los de cada momento en particular.
El tiempo suele hacer a las cosas más lindas o más feas, pero distintas, modela
de una forma indeleble a las dos caras de una misma moneda: el recuerdo y el
olvido. Hay cosas que tardamos toda la vida en olvidar y otras que deseamos
recordarlas por siempre y es el tiempo el que tiene bajo su potestad esas
cuestiones.
El tiempo modifica los recuerdos y beneficia el olvido, anestesia nuestra
memoria, e intenta hacer lo mismo con el alma y el corazón, porque rara vez lo
podemos evitar, pero tiene un enemigo mortal: la Música, gracias a ella en sólo
segundos podemos revivir situaciones momentos, personas y hasta años de nuestra
vida de una manera única. Logra que sintamos lo que sentimos en ese momento, aparece
sin avisarnos y nos puede alegrar el día. El tiempo no corroe esa evocación vívida,
sino que la reafirma cada vez que escuchamos la melodía que nos transporta exactamente
al momento y lugar evocado.
Simplemente con una canción volvemos a habitar la infancia, la juventud o
el momento exacto por el que valió la pena vivir toda la vida y si lo decimos
con música le agregamos un plus fundamental, puede hacer a un mensaje
inolvidable.
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